lunes, 8 de junio de 2009

Blues en los años sesenta y setenta

Al principio de los años sesenta, los géneros musicales influenciados por la música afroamericana, como el rock and roll y el soul, ya formaban parte de la música popular estadounidense. Los intérpretes caucásicos habían llevado la música afroamericana a nuevas audiencias, tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo. En Reino Unido, las bandas de músicos emulaban a las leyendas del blues estadounidense, y a lo largo de la década el blues inglés desempeñó un importante papel de recuperación de cantantes afroamericanos al llevarlos a Europa y reinterpretar sus temas clásicos.

Una leyenda del blues, B. B. King, con su guitarra Lucille
Bluesmen como John Lee Hooker y Muddy Waters siguieron tocando para sus admiradores entusiastas e inspirando a nuevos artistas en el campo del blues tradicional, como el músico nacido en Nueva York, Taj Mahal. John Lee Hooker mezcló su estilo de blues con elementos del rock y empezó a tocar con jóvenes músicos blancos, creando un género musical que puede escucharse en el disco de 1971 Endless Boogie. La técnica virtuosa de B. B. King le valió el apodo de Rey del Blues. A diferencia del subgénero de Chicago, la banda de King utilizaba soporte de viento (en forma de saxofón, trompeta y trombón), en vez de utilizar únicamente la slide guitar y la armónica. El cantante de Tennessee, Bobby 'Blue' Bland, al igual que B. B. King, también mezcló los géneros musicales del blues y del rhythm and blues.
La música de los movimientos por 'los derechos civiles' y por 'la libertad de expresión' impulsó en Estados Unidos un resurgir del interés por las raíces de la música estadounidense y por los inicios de la música afroamericana. Festivales de música, como el Newport Folk Festival, llevaron el blues tradicional a nuevas audiencias, e hicieron que resurgiera el interés por el blues acústico de pre-guerra y por las grabaciones de intérpretes como Son House, Mississippi John Hurt, Skip James y Reverend Gary Davis; muchas de estas grabaciones fueron reeditadas, entre otras, por la compañía discográfica Yazoo Records. J. B. Lenoir, perteneciente al movimiento del Chicago blues de los años cincuenta, grabó varios vinilos con guitarras acústicas, en los que contó con el acompañamiento ocasional de Willie Dixon al bajo acústico o a la batería; sus canciones hablaban de problemas políticos como el racismo o la guerra de Vietnam, lo cual no era muy usual por aquella época.
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Blues inicial de post-guerra

Tras la Segunda Guerra Mundial, y en los años cincuenta, los afroamericanos se trasladaron a las ciudades del norte de Estados Unidos y nuevos géneros musicales (como el blues eléctrico), se hicieron populares en ciudades como Chicago, Detroit y Kansas City. El blues eléctrico utilizaba guitarras amplificadas eléctricamente, bajos eléctricos, baterías y armónicas. Chicago se convirtió en el centro de este género a principios de los años cincuenta.
El Chicago blues está influenciado, en gran parte, por el género del Delta Blues, debido a la migración de intérpretes desde el estado de Misisipi. Howlin' Wolf, Muddy Waters, Willie Dixon y Jimmy Reed nacieron en Misisipi y se trasladaron a Chicago durante la Gran migración afroamericana. Su estilo estaba caracterizado por el uso de la guitarra eléctrica, la slide guitar, la armónica y una sección rítmica de bajo y batería. J. T. Brown, el cual tocó en las bandas de Elmore James o J. B. Lenoir, también utilizó saxofones, pero de forma secundaria en vez de utilizarlos como instrumentos principales.
Little Walter y Sonny Boy Williamson II, famosos armonicistas (denominados harp en el argot de los músicos de blues), pertenecen a la etapa inicial del Chicago blues. Otros armonicistas como Big Walter Horton también desempeñaron un papel importante en aquella etapa. Muddy Waters y Elmore James eran conocidos por su uso innovador de la slide guitar eléctrica. B. B. King y Freddie King, no utilizaban la slide guitar pero fueron guitarristas influyentes en el género del Chicago blues. Howlin' Wolf y Muddy Waters también eran conocidos por sus voces profundas y graves.
El bajista y compositor Willie Dixon desempeñó un papel importante en la escena del Chicago blues; compuso y escribió muchos temas de blues estándar de aquel periodo, como Hoochie Coochie Man, I Just Want to Make Love to You (ambos compuestos para Muddy Waters), Wang Dang Doodle (compuesto para Koko Taylor y Back Door Man (compuesto para Howlin' Wolf). La mayoría de los artistas del Chicago blues grabaron sus discos para el sello discográfico de Chicago Chess Records.
En los años cincuenta, el blues tenía una gran influencia en la música popular de masas de EE. UU. Mientras que músicos populares como Bo Diddley y Chuck Berry estuvieron influenciados por el Chicago blues, su estilo entusiasta a la hora de tocar se diferenciaba claramente de los aspectos melancólicos del blues. Precisamente, la forma de tocar de Diddley y Berry fue uno de los factores de influencia en la transición del blues al rock and roll. Elvis Presley y Bill Haley estuvieron más influenciados por el jump blues y el boogie-woogie, popularizando ambos el rock and roll dentro del segmento de población blanca de aquellos tiempos. El Chicago blues también influenció la música zydeco de Luisiana, en la cual Clifton Chenier utilizaba acentuaciones blues. Los músicos del género zydeco utilizaban guitarras eléctricas y arreglos cajún basados en los estándares del blues.
Otros artistas de blues, como T-Bone Walker y John Lee Hooker, no estuvieron influenciados directamente por el subgénero de Chicago. Nacido en Dallas, T-Bone Walker suele asociarse con el West Coast blues, el cual es más suave que el Chicago blues y ofrece una transición entre el Chicago blues, el jump blues y el swing, con cierta influencia en las guitarras del jazz. El blues de John Lee Hooker es más personal, basado en su voz profunda y en el único acompañamiento de una guitarra eléctrica; a pesar de no estar influenciado directamente por el boogie-woogie, el género suele denominarse guitar boogie. Su primer éxito Boogie Chillen alcanzó el número 1 en las listas de R&B en 1949.[38]
Hacia finales de los años cincuenta, el swamp blues se desarrolló cerca de Baton Rouge, con intérpretes como Slim Harpo, Sam Myers y Jerry McCain. Este género tenía un ritmo más lento y utilizaba la armónica de forma más simplificada que las interpretaciones realizadas por artistas del Chicago blues tales como Little Walter o Muddy Waters. Algunas canciones de este género son Scratch my Back, She’s Tough y King Bee.
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Blues de pre-guerra

La industria estadounidense de publicación de partituras produjo una gran cantidad de música ragtime. Hacia 1912, esta industria publicó tres composiciones asociadas al blues, precipitando la adopción de elementos de blues por parte del Tin Pan Alley: Baby Seals’ Blues de Baby F. Seals (con arreglos de Artie Matthews), Dallas Blues de Hart Wand y Memphis Blues de W. C. Handy.[26]
Handy fue un músico, compositor y arreglista bien formado que ayudó a popularizar el blues transcribiendo y orquestándolo en casi cualquier género sinfónico, con grupos y cantantes. Se convirtió en un compositor famoso y prolífico, denominándose él mismo como el «padre del blues»; sin embargo, sus composiciones pueden definirse como una mezcla de ragtime con jazz (mezcla facilitada por el uso del ritmo latino habanera, el cual estaba presente desde hace tiempo en el ragtime).[27] [28] Uno de principales temas de Handy fue St. Louis Blues.
En los años veinte, el blues se convirtió en un elemento principal de la cultura afroamericana y de la música popular estadounidense, llegando incluso a la audiencia blanca a través de los arreglos de Handy y las interpretaciones de cantantes femeninas clásicas de blues. El blues evolucionó de interpretaciones informales en bares a una forma de entretenimiento en teatros. Los espectáculos de blues estaban organizados por la Theater Owners Bookers Association en clubes como el Cotton Club y en juke joints como los que se podían encontrar en la calle Beale de Memphis; debido a ésta evolución, se marcó el camino hacia una importante diversificación de estilos y a una distinción aún más clara entre el blues y el jazz. Fue en este periodo en el cual compañías discográficas, como la American Record Corporation, Okeh Records y Paramount Records, comenzaron a grabar música afroamericana.
Mientras la industria discográfica crecía, intérpretes de country blues como Charlie Patton, Leadbelly, Blind Lemon Jefferson, Lonnie Johnson, Son House o Blind Blake adquirieron notoriedad en las comunidades afroamericanas. Jefferson fue uno de los pocos intérpretes de country blues que llegó a grabar prolíficamente y puede que fuera el primero en grabar con la técnica de slide guitar, técnica que se convertiría en un elemento importante del delta blues.[29] En los años veinte, las primeras grabaciones de blues se englobaron en dos categorías: un blues rural (country blues, más tradicional) y un blues más pulido y urbano.
Los intérpretes de country blues solían improvisar, unas veces sin acompañamiento y otras haciendo uso de un bajo o una guitarra. En los primeros años del siglo XX existía una gran variedad de estilos regionales en el country blues; el Misisipi Delta Blues era un estilo de profundas raíces con voces apasionadas acompañadas de guitarra slide. Robert Johnson,[30] el cual grabó muy pocas canciones, combinó elementos tanto del blues urbano como del rural. Junto a Robert Johnson, intérpretes influyentes de este género fueron sus predecesores Charlie Patton y Son House. Cantantes como Blind Willie McTell y Blind Boy Fuller interpretaron la «delicada y lírica» tradición sureña del Piedmont blues, estilo que utilizaba una técnica muy elaborada de tocar la guitarra sin púa. Georgia también tuvo una tradición temprana hacia los slides.[31]
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Orígenes

El blues ha evolucionado de una música vocal sin acompañamiento, interpretada por trabajadores negros pobres, a una gran variedad de subgéneros y estilos, con variedades regionales a lo largo de todo Estados Unidos y, posteriormente, de Europa y África. Las estructuras musicales y los estilos que están considerados hoy día como el blues, así como en la música country moderna, nacieron en las mismas regiones del sur de Estados Unidos durante el siglo XIX. Pueden encontrarse grabaciones de blues y de country que se remontan a los años veinte, periodo en el que la industria discográfica creó categorías de marketing denominadas «música racial» y «música hillbilly» para vender canciones a los negros y a los blancos, respectivamente.
En aquel periodo, no existía una distinción musical clara entre los géneros blues y country, excepto por la raza del intérprete e incluso en determinadas ocasiones este detalle solía estar documentado incorrectamente por las compañías discográficas.[22]
Mientras que el blues emergía de la cultura afroamericana, algunos músicos de blues ya eran conocidos a nivel mundial. Algunos estudios sitúan el origen del espiritual negro en la exposición que tuvieron los esclavos al gospel, (originario de las Hébridas) de sus amos. El economista e historiador afroamericano Thomas Sowell indica que la población sureña, negra y ex-esclava se disgregó entre sus vecinos redneck escoceses/irlandeses. Sin embargo, los descubrimientos de Kubik y otros estudiosos muestran claramente la esencia africana de muchos aspectos vitales en la expresión del blues.
Los motivos sociales y económicos del inicio del blues no se conocen en su totalidad.[23] La primera aparición del blues no está bien definida y suele datarse entre 1870 y 1900, en un periodo que coincide con la emancipación de los esclavos y la transición de la esclavitud hacia la agricultura a pequeña escala en el sur de Estados Unidos. Paul Oliver cita un texto de Charlotte Forten, de 1862, en el que ya habla de blues como estado de ánimo y de cómo algunas work songs se cantaban de forma especial, para superar los blues.[24]
Algunos investigadores asocian el desarrollo del blues en los primeros años del siglo XX como un movimiento desde un grupo de interpretaciones hacia un género más individualizado, argumentando que el desarrollo del blues está asociado con la nueva condición de libertad de los esclavos. Según Lawrence Levine[25] había una relación directa entre el énfasis ideológico nacional sobre el individuo, la popularidad de las enseñanzas de Booker T. Washington y el auge del blues». Levine indica que «psicológicamente, socialmente y económicamente, los negros fueron disgregados culturalmente de tal manera que hubiera sido imposible durante la esclavitud, y es sorprendentemente complicado que su música secular reflejara este hecho al igual que hizo su música religiosa».
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Letras

La forma original de las letras de blues consistió, probablemente, en una única línea repetida tres veces. Más adelante, la estructura actual, basada en una única repetición de una línea seguida por una línea final, se convirtió en estándar.[14] Estas líneas solían ser cantadas siguiendo un patrón más cercano a una conversación rítmica que a una melodía.
Los primeros blues, con frecuencia, tomaban la forma de una narración la cual solía transmitir mediante la voz del cantante sus penas personales en un mundo de cruda realidad: «un amor perdido, la crueldad de los agentes de policía, la opresión de los blancos y los tiempos difíciles».[15] Gran parte de los blues más antiguos contienen letras más realistas a diferencia de la mayoría de la música popular que se grababa por aquellos tiempos; por ejemplo, la canción Down in the Alley de Memphis Minnie, trata sobre una prostituta que mantiene relaciones sexuales con un hombre en un callejón.
Este tipo de música se denominó gut-bucket blues, un término que hacia referencia a un instrumento musical casero (con forma de bajo) fabricado a partir de un cubo de metal el cual era utilizado para limpiar los intestinos de los cerdos para preparar chinchulín (un tipo de comida que se asociaba con la esclavitud). Los blues gut-bucket solían ser depresivos y trataban acerca de las relaciones ásperas y difíciles, de la mala suerte y de los malos tiempos; debido a este tipo de canciones, y a las calles donde se interpretaban, la música blues adquirió mala reputación, llegando a ser criticada por predicadores y feligreses.
A pesar de que el blues solía asociarse con miseria y opresión, también puede adquirir tintes cómicos o humorísticos, y en muchos casos, connotaciones sexuales

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Orígenes culturales

Los géneros asociados al blues comparten un pequeño número de características similares, debido a que este género musical adopta su forma de las características personales de cada artista que lo interpreta.[5] Sin embargo, existen una serie de características que estaban presentes mucho antes de la creación del blues moderno.
Una de las primeras formas de música conocida que guarda similitud con el blues, se corresponde con los gritos de llamada y respuesta, los cuales se definieron como «expresiones funcionales de un estilo con acompañamiento o armonía y alejados de la formalidad de cualquier estructura musical».[6] Una forma de este estilo pre-blues se pudo escuchar en los lamentos, o gritos de campo de esclavos, los cuales tomaron la forma de «canciones de un sólo intérprete con contenido emocional».[7] El blues, hoy en día, se puede definir como un género musical basado tanto en una estructura armónica europea como en la tradición de llamada y respuesta del África occidental y transformado en una interacción entre voz y guitarra.[8]
Muchos de los elementos del blues, como el patrón de llamada y respuesta y la utilización de las notas de blues, pueden encontrarse en las raíces de la música africana; Sylviane Diouf señala algunas características determinantes del blues, como son el uso de melismas y una entonación nasal, que pueden sugerir la conexión entre la música del África Occidental y el blues.[9] El etnomusicólogo Gerhard Kubik puede que haya sido el primero en afirmar que ciertos elementos del blues tienen sus raíces en la música islámica de la parte central y occidental de África.
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Etimología

La frase the blues hace referencia a los blue devils (espíritus caídos), la depresión y la tristeza. Una de las primeras referencias a the blues puede encontrarse en la farsa Blue Devils, a farce in one act (1798)[1] de George Colman. Posteriormente, durante el siglo XIX, esta frase fue usada eufemísticamente para hacer referencia al delirium trémens y a la policía.
A pesar de que la frase, en la música afroamericana, pueda tener un significado más antiguo se atestiguó que en 1912, en Memphis (Tennessee) el músico W. C. Handy ya utilizaba (en su tema Memphis Blues[2] [3] ) el término the blues para referirse a un estado de ánimo depresivo.[4]
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blues

El blues (literalmente en español azules, cuyo significado es tristeza) es un género musical vocal e instrumental, basado en la utilización de notas de blues y de un patrón repetitivo, que suele seguir una estructura de doce compases. Originario de las comunidades afroamericanas de Estados Unidos, se desarrolló a través de los espirituales, canciones de oración, canciones de trabajo, rimas inglesas, baladas escocesas e irlandesas narradas y gritos de campo. La utilización de las notas del blues y la importancia de los patrones de llamada y respuesta, tanto en la música como en las letras, son indicativos de la herencia africana-occidental de este género. Un rasgo característico del blues es el uso extensivo de las técnicas "expresivas" de la guitarra (bend, vibrato, slide), que posteriormente influirían en solos de estilos como el rock. El blues influyó en la música popular estadounidense y occidental en general, llegando a formar parte de géneros musicales como el ragtime, jazz, bluegrass, rhythm and blues, rock and roll, heavy metal, hip-hop, música country y canciones pop.
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Movimiento por los derechos civiles y el jazz

El Movimiento por los Derechos Civiles en Estados Unidos fue una lucha no violenta para extender el acceso pleno a los derechos civiles y la igualdad ante la ley a los grupos que no los tienen, sobre todo a los afroamericanos. Esa lucha tenía como objetivo terminar la discriminación contra los afroamericanos y con la segregación racial, especialmente en los estados del Sur. Se considera que este período en 1955 con la Asociación para el Mejoramiento de Montgomery y finaliza con el asesinato de Martin Luther King Jr., aunque el movimiento por los derechos civiles sigue actuando. El trompetista Louis Armstrong contribuyó económicamente con este movimiento. Ray Charles (el cantante y pianista) también aportó a la causa. Archie Shepp (escritor, músico y activista político) comienza a usar su música para apoyar la lucha de los negros americanos. Compuso dos temas claramente relacionados con esta lucha: “Rufus" es la transposición musical del linchamiento de un negro y “The Funeral” está dedicada al secretario de la NAACP, Medgar Evers, quien había sido asesinado por aquellos años. Su disco más famoso fue Fire Music,[12] en el que sus composiciones estaban dedicadas a las grandes figuras negras del movimiento, entre ellas, Malcolm X (activista de una organización llamada La nación del Islam). El baterista Max Roach, muy sensibilizado con la lucha de los negros introduce en su arte una intención totalmente política. En 1960, ese discurso se radicaliza y pasa de las palabras a los hechos organizando un festival paralelo y alternativo al oficial de Newport de ese año como forma de protesta contra la segregación racial y graba el disco We Insist! Freedom Now Suite,[13] una declaración contra el racismo manifestado desde la misma portada del álbum, donde se ve a un camarero blanco en la barra de un café con gesto amenazante hacía sus tres clientes negros. Sonny Rollins y Coleman Hawkins graban Freedom Suite, que fue la primer composición de jazz explícitamente dedicada a la protesta. Sobre este disco, Rollins dijo “América está embebida en cultura negra”. Sostenía que los afroamericanos representaban la esencia de la cultura americana pero eran oprimidos por un grupo (europeos blancos). Freedom Suite era un grito de protesta contra la forma en la que se los trataba a los afroamericanos desde los días de la esclavitud hasta los días de la grabación del disco. Rollins fue un hombre brillante que logró canalizar sus sentimientos de opresión a través del ejercicio del arte. Sidney Bechet (clarinetista nacido en Nueva Orleans a fines del siglo XIX) dijo: “Después de la emancipación…todos los que han sido esclavos necesitan ahora la música más que nunca; es como si trataran de encontrar en esta música lo que se suponía que encontrarían con esta libertad: tocar la música y escucharla esperando que exprese lo que necesitan aprender una vez que hayan aprendido que no es sólo a los blancos a los que le tiene que llegar la música, sino directo a la vida, y a lo que un hombre hace con su vida cuando finalmente es suya.”[14]
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Otros estilos regionales

Mientras tanto, otros estilos regionales se estuvieron desarrollando, los cuales influenciarían el desarrollo del jazz.
El ministro afroamericano Reverendo Daniel J. Jenkins de Charleston (Carolina del Sur), fue una figura insólita de gran importancia en el temprano desarrollo del jazz. En 1891, Jenkins estableció el Orfanato Jenkins para niños y cuatro años después instituyó un riguroso programa musical en el cual los jóvenes del orfanato eran educados en música religiosa y secular contemporánea, incluyendo overturas y marchas. Huérfanos precoces y fugitivos, algunos de los cuales tocaban ragtime en bares y burdeles, fueron enviados al orfanato para su "salvación" y rehabilitación, y también para que hicieran su contribución a la música. Siguiendo la moda de los Fisk Jubilee Singers y de la Universidad de Fisk, las bandas del orfanato Jenkins viajaron mucho, ganando dinero para mantener el orfanato. Era un costoso emprendimiento. Jenkins recibía anualmente en el orfanato aproximadamente 125 - 150 "ovejas negras", y muchos de ellos recibieron entrenamiento musical formal. Menos de 30 años después, cinco bandas actuaban nacionalmente, y una de ellas viajaba a Inglaterra -en contra de la tradición Fisk. Sería difícil exagerar la influencia de las bandas del Orfanato Jenkins en el temprano jazz, dado que sus miembros llegaron a tocar con leyendas del jazz como Duke Ellington, Lionel Hampton y Count Basie. Entre ellos estuvieron los virtuosos trompetistas Cladys "Cat" Anderson, Gus Aitken y Jabbo Smith.
En el norte de Estados Unidos, se desarrolló un estilo "caliente" de tocar ragtime. Centrándonos en la ciudad de Nueva York, se puede encontrar este estilo en las comunidades afroamericanas desde Baltimore hasta Maryland. Algunos comentaristas posteriores han categorizado esta forma musical como una temprana forma de jazz, mientras que otros discrepan. Fue caracterizado por su ritmo jovial, pero carecía de la influencia "blues" de los estilos sureños. Las versiones solistas de piano del estilo norteño fueron tipificadas por pianistas como el célebre compositor Eubie Blake (un hijo de esclavos cuya carrera musical se extendió durante ocho décadas). James P. Johnson tomó el estilo norteño y en 1919 desarrolló un estilo propio para tocar que fue conocido como "stride", también conocido como "barrelhouse piano". En este estilo, la mano derecha toca la melodía, mientras que la izquierda camina o "da saltos" de un compás más rápido a uno más lento, manteniendo el ritmo. Johnson influyó a pianistas posteriores como Fats Waller, Willie "The Lion" Smith, Art Tatum y Billy Kyle.
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El ‘Jazz’ de Nueva Orleans [editar]

Una gran cantidad de estilos regionales contribuyeron al desarrollo inicial del jazz. Probablemente el primer movimiento musical al que comúnmente se denominó jazz (frecuentemente escrito 'jass' entonces) fue el desarrollado en el área de Nueva Orleans, en Luisiana.
La ciudad de Nueva Orleans y las áreas circundantes siempre han sido un centro musical regional. Gente de diferentes naciones de África, Europa y Latinoamérica contribuyeron al rico patrimonio musical de Nueva Orleans. En la era colonial de Francia y España, los esclavos tenían más libertad de expresión cultural que los de las colonias inglesas que luego se convertirían en los Estados Unidos. En las colonias protestantes, la música africana era vista como "pagana" y era comúnmente suprimida, mientras que en Louisiana era aceptada. Las celebraciones musicales africanas se siguieron celebrando en "Congo Square" en Nueva Orleans hasta por lo menos 1830, a las que también asistían blancos interesados, y algunas de sus melodías y ritmos fueron usados en las composiciones del compositor Louis Moreau Gottschalk. Además de la población esclava, Nueva Orleans también tenía la mayor comunidad de gente de color libre en Norteamérica, quienes se enorgullecían de su educación y usaban instrumentos europeos para ejecutar música europea y sus propias canciones de folk.
De acuerdo con muchos músicos de Nueva Orleans que recordaban la época, las figuras clave en el desarrollo del nuevo estilo fueron el extravagante trompetista Buddy Bolden y los miembros de su banda. Bolden es recordado como el primero en tomar el blues -hasta el momento una música folclórica cantada y acompañada por instrumentos de cuerda o armónica- y arreglarlo para instrumentos de metal. La banda de Bolden tocó blues y otras canciones, "variando la melodía" constantemente (improvisando), creando una sensación en la ciudad y rápidamente fueron imitados por muchos otros músicos.
Hacia principios del siglo XX, viajeros que visitaban Nueva Orleans remarcaban la habilidad de las bandas locales para tocar "ragtime" con una vitalidad que no se escuchaba en otros lados.
Las características que apartaron el temprano estilo de Nueva Orleans de la música ragtime que se tocaba en otros lados fue la mayor libertar en la improvisación rítmica. Los músicos de ragtime le daban un ritmo sincopado y ejecutaban una nota dos veces (a la mitad del valor de tiempo), mientras que el estilo de Nueva Orleans usaba una improvisación rítmica más intrincada a menudo colocando notas lejos del golpe tácito (comparen, por ejemplo, el piano de Jelly Roll Morton con los de Scott Joplin). Los músicos del estilo de Nueva Orleans también adoptaron mucho vocabulario del blues, incluyendo notas dobladas, notas de blues y "gruñidos" instrumentales no usados en los instrumentos europeos.
Las figuras clave en el desarrollo temprano del nuevo estilo fueron Freddie Keppard, que dominó el estilo de Bolden; Joe Oliver, que tenía un estilo más profundamente basado en el blues que el de Bolden's; y Kid Ory, un trombonista que ayudó a cristalizar el estilo con sus banda contratando a muchos de los mejores músicos de la ciudad. El nuevo estilo también fue dirigido a los jóvenes blancos, especialmente a los hijos de inmigrantes de la clase trabajadora, quienes adoptaron el estilo con entusiasmo. Papa Jack Laine lideró una banda multi-étnica por la que pasaron casi dos generaciones de músicos blancos de jazz de Nueva Orleans (y también una cantidad de gente de color).
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La escena musical estadounidense a comienzos del siglo XX

Al inicio del siglo XX la sociedad estadounidense había comenzado a despojarse de la opresiva y rígida formalidad que había caracterizado a la era victoriana.
Desde el siglo XIX, con las canciones de comedia y 'trovadores' (los "minstrel shows") o las melodías de Stephen Foster, la influencia de las tradiciones musicales afroamericanas aparecía como parte integrante de la música popular estadounidense y lo hizo así durante generaciones.
Los clubes, las salas de baile y los cafés (‘tea rooms’) comenzaron a aparecer en todas las ciudades. Curiosamente los bailes llamados negros, que se inspiraban en movimientos africanos –como el ‘shimmy’, el ‘turkey trot’, el ‘chicken scratch’, el ‘monkey glide’, y el ‘bunny hug’- fueron adoptados por un público blanco. El ‘cake walk’, desarrollado por esclavos como parodia de los bailes formales de sus amos, se convirtió en el último grito. El público blanco aprendía estos bailes viéndolos primero en programas de vodevil y observando luego a bailarines profesionales en los clubes.
En aquellos tiempos la música de baile popular no era el jazz aunque se encontraban ya formas precursoras, por ejemplo en la experimentación e innovación musical del blues o el ragtime, que pronto florecerían como jazz. Compositores neoyorquinos (los conocidos como el grupo de la ‘Tin Pan Alley’, entre ellos Irving Berlin), incorporaron la influencia del ragtime a sus composiciones aunque apenas utilizaban los mecanismos específicos que eran naturales a los artistas del jazz –los ritmos, las blue notes. Pocas cosas consiguieron más para hacer popular este tipo de música que el éxito de Berlin de 1911 llamado "Alexander's Ragtime Band", que se convirtió en una auténtica locura tanto en los Estados Unidos como en Europa (especialmente en Viena). Aunque la canción no estaba escrita como un ragtime, la letra describe a un grupo de jazz que convertía canciones populares a ritmos de jazz –como en la línea donde dice: "si quieres oír el ‘Swanee River’ tocado en ragtime…".
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Desarrollo del jazz

Posteriormente, inaugurando la época del swing, (1923-1939) llegó King Oliver, con su "Creole Jazz Band" y grabó entre otras composiciones "Dippermouth Blues". Los tres solos a corneta de esa pieza, además de ser el punto de inflexión entre la música callejera y el jazz, fueron imitados sin contemplaciones hasta mucho tiempo después por un gran número de músicos. Louis Armstrong - segunda trompeta de su banda y discípulo suyo- retomó en la orquesta de Fletcher Henderson el estilo, el virtuosismo y la flexibilidad rítmica de Joe Oliver, superándolo y marcando un camino imborrable en el tiempo. Otro gran iniciador del camino de la improvisación fue Sidney Bechet, virtuoso del clarinete y el saxofón soprano, precursor del "solo" en el jazz, que también en 1923 cautivó a los oyentes de la nueva música con sus grabaciones de "Wild Cat Blues", "Kansas City Man Blues", y en especial, el magistral "House Rent Blues".
Durante finales de los años veinte y hasta mediados de la década del 40, fueron las grandes bandas quienes dominaron la escena musical. El Swing se caracterizó por su carácter melódico que permitió que fuera una música perfecta para el baile por lo que su penetración mundial fue acelerada. Las composiciones seguían un formato escrito y no se daba gran libertad a la improvisación aunque esta no fuera la regla. En principio las grandes bandas eran raciales pero finalmente se fueron integrando músicos blancos y negros. Los más famosos directores de estas grandes bandas fueron Fletcher Henderson, Count Basie, Duke Ellington, Benny Goodman, entre otros.
El bebop (1940-1950), la revolución musical base de todo el jazz moderno, coincidió con la huelga de grabaciones que desde el 1 de agosto de 1942 hasta noviembre de 1944 llevaron a cabo todos los músicos organizados en torno a la Federación Estadounidense de Músicos (AFM). El efecto más perverso de esa huelga fue retrasar oficialmente el nacimiento de aquella nueva música que se estaba gestando en el norte del barrio de Harlem y en torno a un club ya histórico y desaparecido: El Minton's Playhouse de Harlem, en Nueva York. Charlie Parker, Dizzy Gillespie y Thelonious Monk fueron los grandes gestores de este género musical.
El cool o West Coast jazz, y el hardbop (1951-1969) convivieron durante este periodo de tiempo en una pugna por la hegemonía musical del jazz. Mientras en la Costa Oeste de Estados Unidos, Lennie Tristano, Lee Konitz, Dave Brubeck, Paul Desmond y otros músicos generalmente blancos le daban al jazz una impronta estilísticamente más culta, y presuntamente más funcional, en la Costa Este surgió con enorme fuerza alrededor del batería, Art Blakey, Horace Silver y los Jazz Messengers, un estilo que los negros neoyorquinos no dudaron en considerarlo no sólo como una respuesta al presunto amaneramiento del jazz, sino como legitimo heredero del bebop. Luego llegaron al jazz aires renovados que inauguraron toda una época: llegó el jazz libre o freejazz. Ornette Coleman fue acusado por los puristas de asesinar al jazz, pero cuando Miles Davis, entró en ese terreno con discos y aventuras musicales eléctricas, las críticas no sólo terminaron, sino que se volvieron alabanzas. John Coltrane, quien formó parte de algunas formaciones lideradas por Davis, es otro de los músicos insoslayables de este lenguaje musical.
A fines de los años 1960 y comienzos de los años 1970, el jazz se mezcló con el rock para dar lugar a agrupaciones como Soft Machine, Mahavishnu Orchestra, Weather Report, Return to Forever, bandas integradas por muchos de los músicos que habían participado del disco Bitches Brew de Miles Davis (o que habían sido inspirados por aquel álbum), representantes de un estilo llamado fusión o Jazz Rock. Ellos son: Robert Wyatt, John Mc Laughlin, Chick Corea, Herbie Hancock, Dave Holland, Wayne Shorter, Ron Carter, Joe Zawinul, Jack DeJohnette, Billy Cobham, Lenny White. Si bien la moda del jazz-rock pasó, estos músicos desarrollaron -con algunos altibajos- carreras interesantes. Desde esa década -y hasta el presente-, aparecieron otros nombres: Jaco Pastorius -muerto trágicamente en 1987, víctima de un custodio de un bar-, Michael Brecker y su hermano Randy Brecker, Pat Metheny, Bill Frisell, Mike Stern, David Fiuczynski, Esbjörn Svensson Trio, etc.
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Los primeros músicos de jazz

Los primeros grupos musicales que tocaron música jazz se caracterizaban por poseer una sección rítmica cuya función no era melódica y que evolucionaría hasta componerse de piano, contrabajo y batería. En este sentido, la importancia del piano para el nuevo estilo fue fundamental:
Mientras que el pianista de ragtime operaba como una entidad autosuficiente que ejecutaba de modo simultáneo los elementos melódicos, armónicos y rítmicos de la pieza, el pianista inscrito en un grupo de jazz se especializaba en dos de estas tres funciones: el patrón armónico y el ritmo propulsivo.[10]
Por otro lado, el percusionista añadió vivacidad y síncopa a estos primeros combos jazzísticos. El instrumento melódico fundamental era la trompeta o corneta, que servía para delinear melodías sincopadas muy al estilo ragtime.
En cuanto a los músicos individuales, los pioneros del jazz fueron King Oliver, Freddie Keppard, Louis Armstrong, Jelly Roll Morton, Sidney Bechet y Buddy Bolden.
{{citaEl ritmo de los grupos de Nueva Orleans (...) se caracterizaba por operar en tres niveles: el pulso de negra, el grupo armónico de blanca y el grupo melódico u ornamental de corchea. (...) La polifonía improvisada de la primera línea consistía en ornamentación, obbligato e invención contramelódica. (...) El conjunto musical incluía elementos formales
Rítmicamente, los dos rasgos característicos del jazz de Nueva Orleans eran el break, originador de homofonía, y el stomp, con rasgos polifónicos.[11]
Por lo demás, el jazz de los primeros tiempos tenía una clara funcionalidad social, tocándose en funerales, bodas, bailes, etc. Esta asociación con elementos populares conllevó que el jazz fuese vinculado a la vida licenciosa, ganándose las constantes críticas de la prensa a partir de los primeros años veinte por considerarse un síntoma de un generalizado declive moral.
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Orígenes

Geográficamente, el jazz surge en el estado de Luisiana, concretamente en la zona de influencia de Nueva Orleans (cuna del estilo musical y principal centro jazzístico durante la primera época del jazz),[5] a donde llegaban grandes remesas de esclavos de color, fundamentalmente de la zona occidental de África, al sur del Sáhara, la zona denominada Costa de Marfil, "Costa del Oro" o "Costa de los esclavos".
En muchas áreas del Sur de Estados Unidos, el batir de tambores estaba específicamente prohibido por la ley, de forma que los esclavos negros tuvieron que recurrir a la percusión mediante las palmas de las manos y el batir de los pies para disfrutar de sus fiestas y su música característica. Sin embargo, la prohibición no tuvo vigor en la llamada Place Congo (Congo Square) de Nueva Orleans, en la que hasta la Guerra de Secesión los esclavos tenían libertad para reunirse, cantar y acompañarse de verdaderos instrumentos de percusión tales como calabazas resecas y rellenas de piedrecitas, el birimbao, las quijadas, el piano de dedo pulgar o sanza, y el banjo de cuatro cuerdas.
Musicalmente, el jazz nace de la combinación de tres tradiciones: la autóctona estadounidense, la africana y la europea.
La comunidad afroamericana del sur de los Estados Unidos desarrolló su expresión musical a través de la improvisación creativa sobre el material que le proporcionaban las músicas religiosas (especialmente, los bailes y rituales vinculados al vudú) y seglares propias traídas de África, la tradición instrumental de las orquestas estadounidenses (sobre todo, las bandas militares) y las formas y armonías de la música europea.
Estas primeras manifestaciones musicales afroamericanas eran una mezcla de ritmos e instrumentos asociadas a la vida de los esclavos, por lo tanto interpretadas como canciones de trabajo y de diversión colectiva. La improvisación es ya, en estos primeros momentos, un componente esencial de estas músicas, que las contrapone a la música compuesta de los blancos.
Los esclavos fusionaron muchas de sus tradiciones africanas con el cristianismo protestante que les impusieron sus amos, lo que constituyó el caldo de cultivo apropiado para el desarrollo de los espirituales. Es importante observar el hecho de que, a pesar de las divergencias en ritmo, armonía y estilo interpretativo, la tradición musical europea que los esclavos conocieron en Estados Unidos ofrecía puntos de contacto con su propia tradición: así, la escala diatónica era común a ambas culturas. Si a esto se le añade el relativo aislamiento cultural en que vivía gran número de esclavos y la tolerancia de los amos respecto de su música, la consecuencia fue que pudiesen mantener íntegro gran parte de su legado musical en el momento de fusionarse con los elementos compatibles de la música europea y estadounidense, con lo que se consiguió un híbrido con notable influencia africana.
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concepto

El jazz se caracteriza por eludir la ejecución de las interpretaciones a partir de la lectura fiel de una partitura (a pesar de que muchos músicos de jazz dominen el lenguaje musical): la base de la interpretación y el estilo jazzístico es la improvisación. En cualquier caso, exceptuando al free jazz o algunas jam session (donde suele suceder que no se trabaje sobre ningún tema ya conocido), improvisar significa que el intérprete recrea libremente el tema en cada ejecución sobre una determinada estructura armónica, ya sea en público o en un estudio de grabación: la melodía funciona como tema principal e idea para desarrollar una posible interpretación. En este sentido, la música de jazz se centra más en el intérprete que en el compositor.
La improvisación diferencia de forma primordial al jazz de otros estilos musicales de la tradición musical occidental, como la música clásica europea. En este sentido, el jazz recupera en la música occidental la improvisación como esencia musical, como existe en la mayor parte de las tradiciones musicales de origen no europeo, especialmente de los ritmos africanos, con predominio del uso de síncopas y de determinadas formaciones orquestales.
En cuanto a su repercusión pública, la subordinación de la melodía (el factor más valorado, por ejemplo, en la música pop) a la libertad creativa del artista, ha alejado históricamente al jazz de una presencia comercial masiva.
El patrón subyacente sobre el que se delinean melodías sincopadas y figuras rítmicas (frecuentemente, un ritmo aditivo[3] ) es metronómico y la organización armónica tonal emplea frecuentemente la escala del blues con fines melódicos. Son recursos habituales las blue notes, síncopas, ritmos múltiples, vibratos y glissandos. El formato de los temas de jazz es, en la mayoría de las interpretaciones, el del blues y el de la canción popular.
El jazz es habitualmente interpretado por formaciones en las que se destaca un instrumento solista (concertino) acompañado de una sección rítmica (ripieno formado por una batería, un contrabajo o bajo eléctrico y algún instrumento armónico como el piano, el banjo o la guitarra). Las formaciones pueden ser muy variables, desde solistas sin acompañamiento, tríos, cuartetos o quintetos, hasta las grandes Big Bands en las que la improvisación juega un papel secundario.
La libertad interpretativa, que es definitoria del jazz, ha llevado al uso de un término histórico, swing, como sinónimo de una determinada calidad rítmica que es percibida de una forma completamente subjetiva. Los instrumentos de la sección rítmica adaptan las figuras de sus improvisaciones o acompañamientos de acuerdo al tempo elegido para la interpretación. Al ser variable y subjetivo, no existe consenso sobre la notación correcta del swing y se suele aceptar escrito en corcheas.
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nombre

La palabra jazz, referida a un género musical, aparece escrita por primera vez el 6 de marzo de 1913 en el periódico San Francisco Bulletin, cuando, al reseñar el tipo de música ejecutada por una orquesta del ejército, señaló que sus integrantes entrenaban a ritmo de ragtime y jazz.[1] En estos primeros años, la forma del nombre oscila entre jaz, jas, jass, jasz o jascz, y, según Walter Kingsley, colaborador del New York Sun, "el término es de origen africano, común en la Costa del Oro africana y en las tierras del interior".[2] No obstante, puede que fuese un término originario del minstrel o del vodevil, o incluso del mundo árabe. Varios autores han subrayado también su relación con el acto sexual en el argot norteamericano.
El primer disco en el que apareció la palabra jazz como definidora de la música en él contenida lo grabó la Original Dixieland Band en enero de 1917 en Nueva York; durante ese año, además, se popularizaría el término, que probablemente había sido ya de uso común en la lengua oral entre 1913 y 1915.
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jazz

El jazz es un género musical nacido a finales del siglo XIX en Estados Unidos que se expandió de forma global a lo largo de todo el siglo XX.
La historia del jazz se caracteriza por dos rasgos fundamentales:
En primer lugar, tanto por su constante asimilación de otras tendencias musicales estilística o culturalmente ajenas a él, como por su capacidad de mezclarse con otros generos y crear nuevos estilos musicales, como el rock and roll, que terminarían por evolucionar de forma independiente al jazz.
En segundo lugar, por la sucesión de forma ininterrumpida de un numeroso conjunto de subestilos que, vistos en perspectiva, manifiestan entre algunos de ellos enormes diferencias musicales (véase el catálogo de estos subgéneros en el cuadro de la derecha).
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El tango dentro de Argentina y Uruguay

Buenos Aires y Montevideo son centros naturales de desarrollo del tango. En Buenos Aires, ciertos barrios tienen una especial impronta tanguera, como El Abasto, San Telmo o La Boca. También son importantes las academias de tango, donde se aprende y baila tango.
Otras ciudades de Argentina y Uruguay tienen importantes centros o actividades tangueras. En Santa Fe se organiza la Semana del Tango, un evento organizado y producido por el grupo Tangofex4, patrocinado por la municipalidad de Santa Fe y del Sindicato de Luz y Fuerza, en el que confluyen, entre músicos, bailarines, cantores, artistas plásticos, diseñadores y fotógrafos, más de 100 artistas de todo el país, con muchos espectáculos libres y gratuitos. La ciudad de San Carlos de Bariloche organiza anualmente desde el año 2002, en la primera quincena de marzo, la Cumbre Mundial de Tango, donde competencia internacional acude a competir.
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Origen del nombre: tango y tango canyengue

El término parece provenir del idioma ibibio (de Níger y Congo) tamgú: ‘tambor’ y ‘bailar (al son del tambor)’. Se desconoce a ciencia cierta si la palabra española tambor proviene de este ibibio tamgú o del árabe hispánico tabal. En Buenos Aires se creía incorrectamente que los negros llamaban a su instrumento «tangor» porque tenían dificultad para pronunciar «tambor».
En el siglo XIX, en la isla El Hierro (de las islas Canarias) y en otros lugares de América, la palabra «tango» significaba ‘reunión de negros para bailar al son del tambor’.
El historiador Ricardo Rodríguez Molas[52] investigó los lenguajes de los esclavos traídos a la Argentina. La mayoría provenía de etnias de Congo, el golfo de Guinea y el sur de Sudán. Para ellos, tangó significaba ‘espacio cerrado’, ‘círculo’ y cualquier espacio privado al que para entrar hay que pedir permiso. Los traficantes de esclavos españoles llamaban «tangó» a los lugares donde encerraban a los esclavos, tanto en África como en América. El sitio donde los vendían también recibía ese nombre.
Antes de 1900 a este género se lo llamaba «tango canyengue». La palabra es de origen africano. Los negros porteños la pronunciaban caniengue y desde 1900 los blancos lo escribieron y pronunciaron canyengue (con la ye porteña)
El «caminar canyengue» es una manera de caminar del compadrito, de cadenciosos movimientos de cadera. También se lo llama «caminar arrabalero» (siendo «arrabal», los suburbios o barrios bajos de las antiguas ciudades de Buenos Aires y Montevideo). Como lo representa Tita Merello en la película Arrabalera (1945).
El término gotán significa ‘tango’ en vesre (hablar al revés).
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La danza

La coreografía, diseñada a partir del abrazo de la pareja, es sumamente sensual y compleja. La complejidad de los pasos no hace a la expresión o a lo que se quiere trasmitir durante el baile. Se trata de expresar un sentimiento pleno de sensualidad y no de sexualidad, donde lo primordial no son sólo los pasos o las figuras que hacen los bailarines con los pies. De nada vale una técnica perfecta, o una sincronización perfecta, cuando la expresión facial de los bailarines no trasmiten sentimientos. Todo en la danza del tango está unido, las miradas, los brazos, las manos, cada movimiento del cuerpo acompañando la cadencia del tango y acompañando lo que ellos están viviendo: un romance de tres minutos, entre dos personas que a lo mejor recién se conocen y que probablemente no tengan una relación amorosa en la vida real.
El tango trasciende y llega al corazón de los que contemplan a los bailarines, gracias a los sentimientos que ellos ponen en el baile y obviamente a la calidad de sus coreografías. Cada estrofa musical, cada pasaje, cada tango tiene distintos momentos, no se puede bailar un tango completo siguiendo un patron de conducta idéntico para toda la melodía. Hay cadencias tristes, alegres, sensuales o eufóricas, finales silenciosos o grandiosos, música in-crescendo o música in-diminuendo, solo expresa sentimientos y estos son los que los bailarines transportan a sus pies y a su cuerpo todo.
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las letras

Las letras están compuestas en base a un argot local llamado lunfardo y suelen expresar las tristezas, especialmente «en las cosas del amor»,[14] que sienten el hombre y la mujer de pueblo, circunstancia que lo emparenta con el blues.¿Por qué el tango es sentimental?En las primeras décadas del siglo XX no había radio y el cine era mudo, así que el teatro era muy popular. Pascual Contursi, Celedonio Flores, Enrique Santos Discépolo, Homero Manzi por citar algunos, fueron gente de teatro y escribían versos para las obras, algunos en lunfardo. Es lógico decir que la canción de tango fue alumbrada por el teatro y se suele comparar el tango con una pieza de teatro dramática: el cantor de tango está relatando precisamente un drama. Esto gracias también al propio Carlos Gardel, quien elegía interpretar y poner melodía a los versos que retratasen mejor los sentimientos del hombre de la ciudad, sus personajes, su lenguaje, sus lugares e idiosincrasia y, en especial, el espíritu de la gente.
El escritor Jorge Luis Borges solía decir que no le gustaba escuchar a Gardel porque hacía llorar a los porteños con sus tangos. Carlos Gardel era un hombre muy carismático y alegre pero con tendencia a la depresión. Reservado y humilde, prefería perder antes que discrepar. Dependiente de sus afectos, pero con una incontenible necesidad de llevar el tango a todo el mundo. Podemos encontrar en la canción de tango muchos rasgos de su personalidad. José Razzano decía que a veces lo encontraba melancólico y pensativo, como guardando una intensa pena.La poesía tanguera tiene la inhabitual característica de ser considerablemente compleja, con el uso de metáforas y reflexiones filosóficas y al mismo tiempo muy popular, sobre todo en los estratos más humildes de la población.
Imágenes como «el misterio de adiós que siembra el tren» que utiliza Homero Manzi en Barrio de tango (1942), o «las nieves del tiempo platearon mi sien» de Carlos Gardel en Volver (1935), o «tu mezcla milagrosa de sabihondos y suicidas» creada por Enrique Santos Discépolo en Cafetín de Buenos Aires (1948), o «tinta roja en el gris del ayer» que Cátulo Castillo puso en Tinta roja (1941), reúnen una alta complejidad poética y al mismo tiempo una alta popularidad, que ha persistido con los años.
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La música

Jorge Luis Borges destacaba que la música de tango está tan conectada con el mundo rioplatense que cuando un compositor, de cualquier otra parte del mundo, pretende componer un tango «descubre, no sin estupor, que ha urdido algo que nuestros oídos no reconocen, que nuestra memoria no hospeda y que nuestro cuerpo rechaza».[10] Esa característica fuertemente local del tango, imbricada con el ritmo y la musicalidad del lenguaje rioplatense, ha sido reiteradamente señalada.
Una de las primeras características de la música tanguera fue la exclusión de los instrumentos de viento-metal y percusión, quitándole estridencias con el fin de construir una sonoridad intimista y cálida, capaz de transmitir la sensualidad que lo definió desde un principio.
Lastima, bandoneón, mi corazóntu ronca maldición malevatu lágrima de ron me llevahacia el hondo bajofondodonde el barro se subleva.
La última curda[11]Música: Aníbal Troilo. Letra: Cátulo Castillo
El bandoneón es el corazón de la música de tango. Se ha dicho que «bandoneón y tango son la misma cosa». De origen alemán,(concretamente se utilizaba para sustituir al órgano en las iglesias luteranas de oficios cantados por la feligresía en las iglesias más humildes, incapaces de costearse un órgano de dimensiones adecuadas a su rijosidad de tísicos) fue adoptado por los tangueros al iniciarse el siglo XX para reemplazar la presencia inicial de la flauta y completar el sonido inconfundible del tango. Cátulo Castillo le atribuye «...al bandoneón la definitiva sonoridad de lamento que tiene el tango, su inclinación al quejido, al rezongo».[12] El bandoneón le impuso al tango su definitiva forma compleja, integrando la melodía en una base simultáneamente rítmica y armónica.[13]
Esta complejidad melódica-rítmica-armónica, será fortalecida más adelante con la incorporación del piano, en sustitución de la guitarra, y el desarrollo de una técnica de ejecución especialmente tanguera, fundada en la percusión rítmica. De este modo la base instrumental del tango queda definida como trío de bandoneón, piano y violín.
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El arrabal

El tango es un arte de raíz suburbana, «arrabalero», derivado de su naturaleza popular. Surge y se desarrolla en los barrios de trabajadores que rodean a las ciudades rioplatenses: el «arrabal». Para el tango el arrabal es la musa inspiradora, el lugar de pertenencia que no se debe abandonar, ni traicionar, ni olvidar. Por sobre todas las cosas, el tanguero es un hombre (y una mujer) «de barrio». En el lenguaje del tango, el arrabal y el centro componen dos polos opuestos: el arrabal, muchas veces unido indisolublemente a los amigos y a «la vieja», expresa lo verdadero y lo auténtico, en tanto que el centro suele expresar lo pasajero, «las luces» que encandilan, el fracaso.
El sentimiento de pertenencia al arrabal ha llevado al tango a construir culturas de barrio, a darles personalidad. Sobre todo en Buenos Aires y Montevideo, el tango está indisolublemente ligado a la identidad de los barrios. La ciudad del tango es una ciudad vivida desde el arrabal.
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Orígenes culturales: arte urbano de fusión

Si bien el tango reconoce lejanos antecedentes africanos, latinoamericanos y europeos, sus orígenes culturales se han fusionado de tal modo que resulta casi imposible reconocerlos. En esencia el tango es una expresión artística de fusión, de naturaleza netamente urbana y raíz suburbana («arrabalero»), que responde al proceso histórico concreto de la inmigración masiva, mayoritariamente europea, que reconstituyó completamente las sociedades rioplatenses, especialmente las de Buenos Aires y Montevideo, a partir de las últimas décadas del siglo XIX.
Argentina, que en 1850 contaba con 1,1 millón de habitantes, recibió 6,6 millones de inmigrantes entre 1857 y 1940. Uruguay tuvo un proceso similar. Se trata de una experiencia humana «aluvial»,[4] casi sin parangón en la historia contemporánea.
A diferencia de otras zonas del mundo, los inmigrantes que llegaron al Río de la Plata a partir de la segunda mitad del siglo XIX, superaban en cantidad a las poblaciones nativas y fueron parte de un intensivo proceso de mestizaje multicultural y multiétnico, en gran medida inducido por el Estado a través de una formidable promoción de la escuela pública laica.
El tango es hijo directo de ese intenso mestizaje. Se sabe que los primeros tangueros eran afroargentinos y afrouruguayos;[5] que el bandoneón proviene de Alemania; que su sensualidad deriva de su origen prostibulario, donde los inmigrantes europeos que llegaban solos a buscar empleo mantenían relaciones sexuales con las nativas, mayoritariamente afroargentinas e indoamericanas denominadas «chinas». Se sabe también que el argot del tango, el lunfardo, está plagado de expresiones italianas y africanas; que su ritmo y clima nostálgico tiene un cercano parentesco con la habanera cubana; y que «tango, milonga, malambo y candombe», son parte de una misma familia musical de raíces africanas y también de las costumbres provenientes de los gauchos que migraron a la ciudad.
Sin embargo el tango no se confunde ni deriva de ningún estilo musical en particular. Ernesto Sábato dice que por sobre todas las cosas el tango es un híbrido, una expresión original y nueva que deriva de una movilización humana gigantesca y excepcional.
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tango

El tango es un género musical y una danza rioplatense, característica de las ciudades de Buenos Aires y Montevideo,[1] de naturaleza netamente urbana y renombre internacional. Musicalmente tiene forma binaria (tema y estribillo) y compás de cuatro cuartos (a pesar de que se le llama «el ritmo del dos por cuatro»). Clásicamente se interpreta mediante orquesta típica o sexteto y reconoce el bandoneón como su instrumento esencial.
La coreografía, diseñada a partir del abrazo de la pareja, es sumamente sensual y compleja. Las letras están compuestas con base a un argot local llamado lunfardo y suelen expresar las tristezas, especialmente «en las cosas del amor»,[2] que sienten los hombres y las mujeres de pueblo, circunstancia que lo emparenta en cierto modo con el blues, sin que por ello opte para el tratamiento de otras temáticas, incluso humorísticas y políticas.
Enrique Santos Discépolo, uno de sus máximos poetas, definió al tango como «un pensamiento triste que se baila».[3]
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duende

Según el diccionario de la RAE el "duende" en Andalucía es un "encanto misterioso e inefable".[20] Federico García Lorca, en su conferencia Teoría y juego del duende confirma esa inefabilidad del duende definiéndolo con las siguientes palabras de Goethe: "Poder misterioso que todos sienten y que ningún filósofo explica". En el imaginario flamenco, el duende va más allá de la técnica y de la inspiración, en palabras de Lorca "Para buscar al duende no hay mapa ni ejercicio". Cuando un artista flamenco experimenta la llegada de este misterioso encanto, se emplean las expresiones "tener duende" o cantar, tocar o bailar "con duende".
Junto a las anteriormente citadas, existen otras muchas palabras y expresiones características del género flamenco, como "cuadro flamenco",[21] "tablao flamenco",[22] "juerga flamenca",[23] "tercio",[24] "aflamencar", "aflamencamiento", "flamencología"...
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